Todo un milagro

Autora: María Gutiérrez

Cuenta la leyenda que Facundo, un joven pescador gallego, yacía extenuado, con alta fiebre en la cama, la cabeza hundida en la almohada y la mirada perdida. Su esposa no dejaba de refrescarle la frente y los labios resecos por su estado febril.

Nunca había estado tan enfermo. Ningún medicamento daba el efecto deseado. Facundo era fuerte, curtido por la mar, ennegrecido por el sol y la brisa marina.

Llevaba unos días que le faltaba la vida. No podía comer, ni casi respirar debido a un fuerte enfriamiento. Había estado casi toda una noche pescando y con el salpiqueteo de las olas, había quedado empapado para poder conseguir sacar las redes con un número considerable de pescado, como solía ocurrir frecuentemente, ya que la costa gallega siempre correspondía con el esfuerzo que estos hombres ponían en sus tareas y en particular en primavera y verano, siempre estaba garantizada la captura de la langosta, tan sobrevalorada por su sabor tan exquisito, aunque la escritora gallega Emilia Pardo Bazán dijera en sus escritos que “es un manjar incivil, que no se puede presentar jamás cuando se tienen convidados”

El médico lo visitaba y seguía bastante decaído, los ojos tristes y sin brillo y seguía respirando con dificultad. Aquello no podía ser sólo un enfriamiento, había algo oculto que descubrió en una herida en la pierna derecha. La fiebre no remitía y el tratamiento médico no ayudaba pero no se podían permitir que esto acabara en un desenlace fatal que ganara la batalla y Facundo se fuera de este mundo.

Simona su esposa, no se rendía, seguía esperanzada que todo diera un cambio y su marido mejorara.

Había oído hablar de una curandera llamada Aldara, una meiga ya de cierta edad, con fama de acertar casi siempre con los achaques que la gente le presentaba.

Como Facundo seguía postrado en la cama, su mujer no dudó en ponerse en camino con los primeros rayos de sol en busca de la bruja Aldara, dejando antes de salir, la escoba vuelta del revla entradaerta de salir la escoba vuelta del reven busca de la bruja Aldarahaques que la genteb le presentaba.
gallega Emilia és tras la puerta de la entrada, como había oído que había que hacer en estos casos.

Tuvo la suerte de dar con ella ya que estaba muy solicitada. Al volver a casa con la bruja, esta le echó un vistazo al enfermo y se quedó muy fija observándolo. Encendió una vela verde y con una voz que los dejaba hipnotizados por el tono tan agradable con el que pronunciaba su conjuros, le pidió a Simona un limón que partiéndolo en cruz y echándole sal gruesa, alejaría el mal del enfermo.

También le preparó un te negro con una cucharada de miel. Esto le aliviaría los problemas respiratorios y la herida de la pierna cicatrizaría una vez acabado todo el ritual.

Aldara le pidió la escoba que Simona había dejado tras la puerta y sin decir palabra, emprendió el camino de regreso a su casa.

A los pocos días el medico pasó a visitar al enfermo. Al verlo, no podía salir de sus asombro al comprobar el cambio tan radical que presentaba Facundo, su forma de respirar, de hablar….Ya te aseguraba yo que las inyecciones eran muy eficaces y mira, ahí está el resultado.

Poco a poco el enfermo fue volviendo a su rutina sin dejar de pensar en la bruja que con su magia, lo había sanado de todo el mal que invadía su cuerpo.

Intentó buscarla para darle las gracias pero no la encontró.

Aldara seguía volando con su escoba de un sitio para otro, allá donde la reclamasen.

Facundo pudo volver a trabajar en la mar que era lo que mejor sabía hacer…

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