Una relación amor odio

Autora: Rosa María Moreno

Cada vez que te veía con otras mujeres, confieso que sentía envidia. Pero mis convicciones éticas y estéticas no me permitían devaneos con extraños ¡Menuda deshonra! Hasta que un día, traicionando mis principios, decidí probarte. Y la verdad, la experiencia fue un fracaso. Siempre se ha dicho que la primera vez puede resultar un fiasco y sinceramente, no me sentí nada cómoda contigo. No me permitías dar un paso con libertad, en invierno eras gélido como el hielo, en cambio en verano me hacías sudar como un pollo. Así pues entendí, que tú y yo no teníamos nada que hacer.

Pero pasaron los años, y sentía una mezcla de envidia y celos cuando te veía contonearte con jóvenes, maduros/as, viejos/as que tú no le haces ascos a nadie ¡Eres un promiscuo redomado! Caí de nuevo en tus garras y decidí probar suerte de nuevo.

Fue en un viaje a Chamonix . Me acompañabas como una alternativa o plan B para patear pintorescas ciudades alpinas en horas de ocio y descanso, ya sabes que las jornadas matinales se las dedicaba íntegramente a la montaña. Mochila, botas y bastón, eran mis acompañantes habituales. Descubrí entonces que te habías vuelto más suave y flexible conmigo, aunque seguías siendo un sátiro. Siempre escudriñando entre mis nalgas y aplastando mis posaderas, transitando por las calles de mis barrios bajos. Si con esfuerzo consigo adaptarme a ti, haces que me sienta embutida como una morcilla y cuando por fin me libero de tus garras, soy como alas de mariposa.

Pero a pesar de todo, te he tomado cariño. La verdad es que algunas veces te expongo a ciertos ambientes que pueden resultar nocivos para ti, como la cocina o superficies ásperas y polvorientas como los bancos de un parque infantil o los sucios peldaños de un monumento histórico ¡Lo siento, la vida es dura!

Pero es que tú eres imprevisible. Ahora te ha dado por cambiar de look, tan pronto apareces roto y deshilachado dejando al aire mis vergüenzas, como cubierto de abalorios y perlitas como un árbol de Navidad. Por mucho que me vaciles ¡No me llegas ni a la cintura! La verdad, no sé cómo te aguanto ¡Ya ves! Lo nuestro es una relación de amor-odio en toda regla. Aunque ahora que lo pienso, esta turbulenta historia,se parece muchísimo a Las 50 sombras de Levi´s. Pues ¿Sabes que te digo vaquero? Que me da igual que te llames Levis, Lois, Pepe Jeans o Tommy Hilfiger, porque yo no pienso pagar más de 30 o 40 euros por ti.

¡Ah! Y me olvidaba decirte que el efecto Push-Up se lo harás a las jovencitas, porque yo no he notado Nada Up.

Deja un comentario