Autora: Paqui López Sanz
Desnuda, recordaba como las manos de su amado recorrían sus largas piernas en las tardes en las que el deseo era desayuno comida y cena en sus vidas.
No podía dejar de estremecerse al recordar el contacto tibio de su piel rozándola. Ahogada volvió la vista atrás, cuando se sentía feliz y su cuerpo era como campanilla dispuesta siempre a producir música.
Ese cuerpo pequeño e insignificante antes y después de él, se llenaba y rebosaba de delirio cuando sus ojos se posaban en sus caderas y la recorrían con la fuerza de un tren que atraviesa la estepa.
Su boca plena de jugos de vida, de almibares de tiempo y caricias, se veía ahora hueca, rememorando divagante y complacida el discurrir de los días sin él.
Los recuerdos la lastiman y la estremecen, sus manos abarcan territorios inexpugnables, la respiración se detiene, jadea, el calor se agolpa en su garganta y sube a las mejillas, entorna los ojos, tiene prisa por culminar sus ansias, el orgasmo la catapulta hasta ese lugar del que no quiere volver, y no puede evitar alzar la voz y poner el grito en el cielo.
Paqui, tu primera publicación en este blog y el temita subido de tono. ¡No está mal! Por este y por todos los que aún has de publicar.
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Muchas gracias Elena, esperemos temas más calidos y fáciles de abordar,de todas formas es un placer pertenecer a este grupo.
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Paqui, felicidades por este relato tan poético y tan erótico. Me ha encantado
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