Delito en cadena

La avaricia, detalle de Los siete pecados capitales de Brueghel el Viejo

Autora: Amalia Morales Montalbán

Sonaban las chapas en lo alto del cobertizo que había junto a la casa de Dª Manuela, nacida en un pueblecito de la Alpujarra granadina, lugar tranquilo donde se crió. Su vida estuvo llena de mimos y atenciones al ser hija única. En el pueblo los apodaban los “ joyitas”, su abuela, su madre y posteriormente su hija, siempre estaban envueltas en alhajas, pendientes, collares de perlas, pulseras, sortijas y un broche que otro de diamantes y brillantes heredado de sus antepasados. Ahora a su avanzada edad su única afición era verlas día tras día.

Cándido su vecino planeaba desde hacía tiempo como poder entrar a su casa y hacerse con aquel arsenal de lujosas joyas. No se dejo esperar guiado por un impulso irrefrenable al ver a la hija de Dª Manuela cerca del cobertizo con un gran cordón y una medalla de oro preparando un gran ollón de comida para sus cerdos.

Saltó por la tapia, entró por una ventana y con premura lleno sus bolsillos junto a su boina de todas las ahajas que pudo recopilar. Dª Manuela reposaba en su silla de ruedas, el ruido la despertó y con todas sus fuerzas gritó y gritó.

__ ¡Al ladrón! Cándido huyó por una ventana saltando como pudo en las chapas que había en lo alto del cobertizo, estas se despegaron y se partieron cayendo justo encima del perro que descansaba apaciblemente. El animal se llevó tal susto que salió espavorido con un collar de perlas entrelazado en las orejas. Su hija venía en ese momento con el perolón hirviendo, chocó con el pobre animal derramándose todo el guiso sobre sus piernas.

Cándido se quedó impactado al ver aquel panorama, huyó adentrándose en los pinares, esperó y esperó a ver que ocurría, solo pudo oír una ambulancia que llegaba a toda velocidad, seguro a socorrer a Adela.

Como pudo, caminó con la intención de acercarse a la carretera volviendo a escuchar la ambulancia que venía de vuelta. Atolondrado y con visión doble por la caída, cruzó justo cuando esta pasaba a toda mecha, atropellándolo sin que se percataran los conductores de haber topado con ningún obstáculo.

Cándido quedó en la cuneta malherido después de haber impactado con un árbol donde había un gran panal de abejas, dejándolo como un colador.

Al fin despertó en el hospital después de dos días inconsciente. Milagrosamente estaba vivo y sintiéndose seguro, confiado. Cuando su visión entró en fase de totalidad pudo ver a su vecina Adela que le propinó tal bofetón que lo dejó otra vez, en no se sabe dónde.

(Tema: siete pecados capitales)

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