Estigmas

Sentada en casa sola una mujer soporta su vida como una pesada y dolorosa carga. No obstante, al no haber reunido valor ni para abandonarla ni para recuperarla asiste dócilmente a ella en ese estado catatónico.

Amparada en esa inerme soledad, sin embargo, se encrespa repentinamente ante el sonido de unos pasos que se aproximan a la puerta, Cree alucinar, pero todos y cada uno de sus sentidos le dicen que es él, le dicen que ha vuelto.

Aterrorizada, se oculta bajo el manto de la mesa tapando su boca a tiempo de enmudecer el grito. Agazapada allí abajo, se prohíbe el abandono hasta que el silencio se hace aire nuevamente.

Algunos desconocidos tachan la situación de inaudita, otros la desmienten incluso, como hace cinco años, cuando él murió intentado asesinarla.

Carmen Díaz Pérez


Deja un comentario