Autora: Carmen Díaz Pérez
Ayer, al acostarme, aluciné al avistar agresivas avispas africanas aproximarse a avispero ajeno.
Ascendieron audazmente alineadas.
Apostadas ante angostos accesos armonizaron antenas anteriormente activadas.
Anhelando amedrentar atusaron afilados aguijones amenazadoramente.
Aguardando alertas, allí afuera, alcanzaron a advertir atolondrados, acobardados abejorreos acrecentados aparentemente al apreciar amenaza.
Aleteando acosadoramente aparentaron asemejarse a adiestradas, a aguerridas atacantes.
Agoreramente, aventuré arduas acciones, aseveré asaltos, agarradas, atroces arremetidas.
Amanecí acelerada al alba.
Ansiosa, apilé apresuradamente ahuecados almohadones ante alféizares alternos. Asustada aún al arrodillarme a analizar, advertí anonada armoniosos, áureos arrullos aflojando automáticamente anteriores alarmas, aquietando asombrosamente angustias arbitrarias.
Asomada aquí, admiro ahora aliviada, a alimentados abejarucos alardear, aireando abultados abdómenes azules, animando así al almuerzo a apetentes abejeros.